Algunos, como
Carlos Llavata, no llegaron a tiempo al autobús, y decidieron participar en la Revista cuando estábamos tomando cañas. También entonces nos llamó por teléfono
Jesús Acevedo para decirnos que estaba haciendo un trayecto de autobús y que, solidariamente se unía a la Revista, en la distancia.
Y mientras algunos confraternizaban en la barra, otros se dedicaron a cantar en la reja y otros aprovecharon para dejar constancia de su entrañable amistad.